Familias.

Poder compartir una experiencia con tus hijos rodeados de naturaleza y caballos genera una convivencia única, donde crear, colaborar, jugar y disfrutar se convierte en algo tan natural que será inolvidable.

En estos casos la vinculación y empatía que surgen en la relación con los animales facilita que los participantes reciban las sesiones como un momento de tranquilidad y de armonía con otro ser vivo.